El padre de uno de los juguetes más populares en la historia, el Frisbee, falleció a los 90 años de edad en su residencia de Utah en Estados Unidos, a causa de un cáncer de pulmón.
Walter Fredrick Morrison nació en 1920 y antes de convertirse en un exitoso inventor, combatió en la Segunda Guerra Mundial. Desde su juventud sintió la fascinación por los objetos voladores. En sus entrevistas recordó que lo primero que había lanzado al aire fue una bandeja de palomitas de maíz en el día de Acción de Gracias de 1937. Luego comenzó a experimentar con bases metálicas para tartas, las mejoró e incluso llegó a crear un molde para comercializarlas.
Su primera línea de discos de plástico se puso en venta en 1948. Luego la empresa fabricante de juguetes de plásticos Wham-O compró la patente para esta invención. Los ejecutivos de la empresa encontraron un nuevo nombre para el juguete después de un viaje a la costa Este de EE. UU., cuando notaron que los estudiantes jugaban a lanzarse las bases de latón de las tartas que fabricaba la empresa Frisbie’s Pies.
La forma de esas bases era muy similar a la del platillo volante de Morrison. De ese modo, decidieron tomar el nombre, modificándolo a Frisbee para evitar problemas con la patente. “Yo pensaba que el de Frisbee era un nombre terrible. Pensé que era de locos”, confesó Morrison al periódico USA Today en 2007.
La creación pronto se convirtió en un verdadero titán del ocio. Hasta el momento en todo el mundo fueron vendidos más de 200 millones del modelo original. Por ahora no es sólo un juego de niños, es un deporte y una cultura. Existe una federación norteamericana de Ultimate Frisbee, que representa a 27.000 amantes de ese deporte, y además de existir una modalidad de rugby jugado con un platillo.
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